La extensión es de 20.313 hectáreas, aunque prácticamente el 12% de la superficie son marismas transformadas en salinas, que ocupan toda la franja Oeste-Sur Oeste del término. La geología del término pertenece, casi en su totalidad, a la Era Terciaria. Las características topográficas del municipio de Chiclana, fundamentalmente llana y baja, tiene especial incidencia en las viñas, junto a las constantes corrientes de agua subterránea, en gran parte saladas.
El sector vitivinícola de Chiclana tiene su mayor fortaleza en la excelente calidad de sus vinos y de la privilegiada situación geográfica de la ciudad, permitiendo que goce durante todo el año de un clima cálido y soleado de húmedas brisas marinas del Atlántico, que dan a sus uvas una excelente calidad. Los vientos influyen notablemente en la viña. Así, el levante es especialmente benigno en verano porque acelera el proceso de maduración de la uva, sirviendo el poniente de contrapunto, al cubrir de rocío las viñas durante las madrugadas, aportando a la cepa la humedad marítima que en los meses secos actúa como factor moderador, evitando que la planta alcance temperaturas excesivamente altas.